Cada día que sales a la calle ves como las cosas han cambiado en la forma de interactuar las personas, cada vez se camina menos erguido, muchos van con la cabeza mirando hacia abajo viendo o interactuando con su smartphone. La columna vertebral va a tomar esa forma para las próximas generaciones y la forma de mirar con la cabeza hacia abajo va a ser muy díficil observar algo de frente, de pronto saldrá un nuevo dispositivo que se colocará sobre la cabeza con una cámara y nos pasará la imagen al dispositivo que tengamos incrustado en el ojo para poder ver hacia adelante. Afortunadamente esto no es para mí.
El uso de dispositivos para interactuar con las diferentes Redes Sociales para estar conectado de manera permanente puede cambiar nuestros hábitos de relacionarnos con los demás de una manera muy fuerte, haciendo que las personas sean cada vez más solitarias pero a la vez hiper conectadas con todo el mundo pero al final están más solas que nunca. Está sensación de soledad en medio de una gran cantidad de gente no es agradable y lo vemos en un ejemplo muy cotidiano como viajar en el metro, en cualquier metro, nadie saluda, nadie prácticamante conversa sólo como dije ya miran para abajo con sus dispositivos de diferente índole, unos con sus e-books, otros jugando alguna chorrada con su smartphone, otros mirando su listín telefónico, otros con su whatsapp todo el tiempo, otros con el facebook y así sucesivamente pero un silencio total, sólo se escuchan las ruedas del metro en los rieles. Hacen falta miradas, no hay un saludo y si hablas pareces el raro de los presentes en el vagón.
Puedes observar una parada de autobús como está la gente, volvemos a lo mismo todos mirando hacia abajo, la excepción alguno leyendo la marquesina de publicidad de la parada pero en raras ocasiones. Cuantas veces cuando conduces y has estado a punto de atropellar a alguien que va distraído en algún paso de peatones en un cambio de semáforo, pero no te has puesto a analizar como te ves, caminando completamente concentrado en tu dispositivo pero como un idiota por el camino por donde vas, yo creo que hay que tener un poco de sentido del ridículo en estos casos, de tropezar con otra persona porque no la ves y por supuesto el otro tampoco de ha visto. Y así hay más casos otro ejemplo en los patíos de recreo en los colegios, los chicos con su smartphone para conversar entre ellos estando a pocos metros de distancia a través del whatsapp. Otro ejemplo que ya poco se usa el preguntar una dirección a otra persona, con lo agradable que es encontrarte una persona que te indica de una manera detallada el camino del destino que buscas, sentir su amabilidad, pues no el GPS de ir andando o en coche nos lleva…
Donde está la emoción de compartir con otras personas, de reunirnos, de conversar, intercambiar dos besos, un abrazo, una caricia, coger una mano, de mirar a sus ojos, de disfrutar de una cerveza con una buena conversación, de cambiar un me gusta por un te quiero.
Lo compartimos todo con extraños para que hagan negocio con nuestras fotos, nuestros gustos, nuestras amistades, nuestras comunicaciones pero apenas compartimos con los nuestros, con nuestra hija o hijo, con nuestra esposa, con nuestros padres, familiares, amigos y amigas. Hay que dejar algo para nosotros, compartir cosas y momentos sólo para nuestros allegados reales, nuestra gente cercana con la que interactuamos realmente, la virtual es maravilloso para quienes están a lo lejos a kilómetros de distancia entonces lo virtual es lo apropiado pero tendremos que viajar para acercarnos a ellos también.
Qué bonito es compartir en una mesa a comer toda la familia sin distracciones de ninguna clase, poder disfrutar de la comida tranquilamente y platicar los acontecimientos del día, de la semana, de los logros e historias que se cuentan en una mesa, allí se hace familia, y la amistad se disfruta mucho más. Pero no quiero interrupciones de un tono que indica que ha llegado un mensaje de cualquier cosa, interrumpe y no sabes de que manera, daña sutilmente el momento que se disfruta.
Las Redes Sociales y los dispositivos para usarlas son maravillosos pero deben tener su momento y su lugar, Internet nos ha quitado la sensación de distancia, allí no la hay, pero hay que analizar que las Redes Sociales al final son sólo herramientas que al final se vuelven monótonas y terminan aburriendo. Hay días que no deberíamos usarlas y compartir en real lo que deseamos de manera virtual. Yo prefiero dos besos a un Me Gusta de manera sincera.
Las Redes Sociales son un gran invento pero tiene sus límites y hay que desconectar en el momento oportuno, además así como existe la netiqueta para interactuar en ellas virtualmente existe también la etiqueta y la buena educación para interactuar socialmente en real.
Podemos estar seguros de que tenemos un problema con esto de ser solitarios sociales cuando no podemos ir al baño sin nuestro smartphone y ya me entienden a los que les suceda, es aquí cuando debemos decirnos: “¡Houston tenemos un problema!”.
Ya lo decía Albert Einstein y ese momento ha llegado:
Temo el día que la tecnología superará nuestra interacción humana. El mundo tendrá una generación de idiotas.
A. Einstein.
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